viernes, 19 de febrero de 2010

Cuba sí, Colombia no

El tratamiento dado por el gobierno a la crisis eléctrica no ha hecho sino confirmar el sometimiento de Venezuela a la humillante dominación cubana. No sólo por la venida del esbirro Valdés, presentado como si fuera un gran gurú de la corriente (es un gurú, es verdad, pero de los corrientazos), sino por la actitud general de los comunistas de sofá del PSUV, cuyo mejor ejemplo fue la triste confesión (tanto por el contenido como por la pobreza verbal) hecha por un diputadito de esos semianónimos que adornan hoy en día la AN. Al ser interrogado en una entrevista de radio sobre la ayuda cubana en materia eléctrica explicaba el parlamentario, para justificar la llegada de las comisiones de la isla, que nadie en el gobierno había dicho que los cubanos eran los mejores en el área, ni que tenían la mayor experiencia; simplemente, habían tenido la "buena voluntad" de ofrecer su ayuda y el gobierno la había aceptado. La declaración es tan inadmisiblemente irracional que, según ese mismo argumento, en el supuesto de que hubiese una crisis en el procesamiento de salmón en Noruega y Venezuela se ofreciera para solventarles técnicamente (no a los realazos) el problema, los escandinavos, en lugar de reírse a carcajadas y tirarnos una trompetilla, tendrían que aceptar nuestra "buena voluntad" de ayudar en un tema tan ajeno a los venezolanos como lo es la producción eléctrica eficiente y a gran escala en la inmensa tiniebla cubana.


Tal actitud contrasta con la asumida por el gobierno frente a la oferta realizada por Colombia de ayudarnos en el mismo sentido: Hubo rechazo de entrada y, al momento de escribir esta nota, hay el recelo propio de quienes temen se potencie el ridículo que están haciendo. La verdad es que el solo ofrecimiento del vecino país da cuenta no solo de la decadencia venezolana de los últimos 11 años, en contraste con el apogeo colombiano; también refleja el sistema de apartheid que el totalitarismo chavista ha impuesto en nuestro país, pues es un hecho que la energía proporcionada por Colombia estaría destinada a mejorar la situación eléctrica de los estados Táchira y Zulia, regiones a las que el ponchao trata como naciones enemigas.

La diferencia de aproximaciones ante el plausible ofrecimiento colombiano y la grosera farsa cubana, desenmascara totalmente al régimen. Claramente, no hay una política seria y coherente dirigida al mejoramiento del sistema eléctrico, ni la voluntad de restablecer la calidad de vida del venezolano. Hay sólo perversas jugadas políticas destinadas a separarnos del sistema de libertades imperante en el mundo occidental y a someternos a los sórdidos designios de la decadencia castrista. La carencia en los servicios es otra pieza (de fundamental importancia) en este proceso de cubanización.

La pasión de Chávez por Fidel va más allá del idilio amoroso de un ser humano por otro y se ha convertido en una fórmula para asegurar la miseria de todo nuestro país. Nada extraño, sin embargo, pues fue ese el procedimiento inventado por los comunistas para mantenerse en el poder por décadas. Es obligación histórica y urgente de los venezolanos, y en especial de la Fuerza Armada, rechazar de la manera más contundente y efectiva la cubanización de nuestro país. No se trata sólo de la luz, sino de la dignidad y de nuestro futuro.

mrcarrillop@gmail.com

Opinión
viernes 19 de febrero, 2010

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