domingo, 20 de marzo de 2011

¿Cuál era la pepera de Chávez con la energía nuclear?

Domingo 20 de Marzo de 2011 | 24
TalCual

Domingo
RES PÚBLICA
¿Cuál era la pepera de Chávez con la energía nuclear?


ELÍAS TORO
toroelias@gmail.com

Mientras Dinamarca genera hoy en día el 59% de su electricidad a partir del viento, en Venezuela Chávez nos quería llevar al riesgoso mundo de la energía atómica ÂARCHIVO
P ara responder a esta pregun-ta hay que remontarse al año 2003, cuando con el famoso silbato, en gran despliegue mediático, tal como Fidel cincuenta años antes con los fusilamientos de La Cabaña, Chávez lanzó al estricote, sin contemplaciones, a veinte mil empleados de PDVSA que osaron protestar.

¿Qué perseguía con ello?; tomar el control absoluto de la gallina de los huevos de oro, por supuesto; y ¿quién había preparado el terreno para que nuestro führer tropical lo consiguiera?: la desfalleciente dirigencia democrática que quince años antes, haciendo dudoso honor a la tradición colonial hispana que reservaba a la Corona, hoy Estado, la propiedad del subsuelo, estatizó ­que no nacionalizó­ los hidrocarburos, hasta entonces en manos de las transnacionales del petróleo.

Así, Chávez pudo echar la base financiera de su proyecto hegemónico, hermano de todas las satrapías que gobiernan actualmente a los Petro­Estados. Con ello preparó el terreno para poner en práctica esto que ha llamado eufemísticamente "expropiaciones", en su mayor parte confiscaciones, cuyo fin consiste en golpear la economía privada y engrosar las filas de los empleados públicos ­electores, mientras convenga prolongar la farsa electoral­ cuya voluntad se puede doblegar como en "el mar de la felicidad", bajo simple amenaza de despido.

Pues bien, la alternativa que el "comandante­presidente" avizoraba en esta hora de crisis para sustituir los hidrocarburos como fuente primaria de energía, la fisión nuclear, por su compleja tecnología, implica un manejo centralizado a cargo exclusivo del Estado, es decir controlado por él personalmente, para prolongar sin término el poder conseguido con el petróleo ya que las renovables, el viento y el combustible solar, estando por naturaleza al alcance de quien quiera aprovecharlas para sí o para compartirlas, contienen el germen de la descentralización y la democracia, lo que constituye la más grave amenaza política para el régimen.

Por si fuera poco, asociarse para tal fin con Rusia, el país que había sufrido el hasta ayer más letal accidente atómico de la historia, Chernobil, confirmaba la irresponsabilidad que como regla ha caracterizado su actuación política.

Hoy, la durísima prueba que está sufriendo el Japón, significa probablemente el abandono final de la tecnología de la FISIÓN nuclear que no debe por cierto confundirse con la FUSIÓN nuclear, puesto que son fenómenos exactamente opuestos, que sustentan tecnologías del todo diferentes: una, la fisión, profusamente generalizada y altamente riesgosa, consiste en romper el átomo y obtener energía (calor) de la ruptura, lo que, aparte estos frecuentes y letales accidentes de funcionamiento, en cualquier caso produce residuos radiactivos cuya disposición final constituye un gravísimo problema de seguridad global; y la otra, que consiste por el contrario en unirlos, lo que no sólo no genera tales peligros y desechos sino que arroja como subproducto el muy útil, por inerte, gas helio, cuya escasez mundial está en la raíz de la renuncia a la tecnología de los dirigibles, luego del lamentable accidente del Hindenburg, en New Jersey, 1937. Por desgracia, la tecnología de fusión aún no ha superado la fase experimental, sobre la que sin embargo la humanidad trabaja arduamente en Cadarache, Francia, bajo régimen de estrecha colaboración internacional.

Por estas razones, hoy saludamos con júbilo la suspensión ¿táctica? del programa nuclear anunciada por Chávez y ante la doble crisis ­ecológica y financiera­ de los combustibles fósiles que irremediablemente se avecina, exhortamos a la MUD a diseñar una política energética alterna, que tome en cuenta las ventajas de que disponemos ­sol y viento­ de modo de guiar los pasos del nuevo régimen democrático resultante de la consulta electoral del año próximo.

El ejemplo de Dinamarca, que ha optado por el viento desde hace años a pesar de ser vecina de Noruega, importante productor petrolero no­OPEP, ofrece la prueba más contundente de que subordinar un eventual y quizá pasajero interés económico a un criterio político no sólo puede ser razonable, sino a veces indispensable para la salud general de la nación, comprendidas las finanzas mismas. Hoy en día, este pequeño país escandinavo produce, con tecnología propia (Vestas Wind Systems), el 59% de la electricidad que consume mediante generadores eólicos plantados en el Mar del Norte.

Y se propone llegar al 75 % en los próximos cinco años.

¿Nos servirá de algo este ejemplo?