miércoles, 23 de marzo de 2011

"Un plan nuclear para Venezuela era una locura exótica"

perspectivas // plantas atómicas

Erika Hidalgo López
ehidalgo@cadena-capriles.com

El componente nuclear de la tragedia ocurrida en Japón abrió un debate que involucra no pocos factores de relevancia. Los países que hoy aspiran a optar por la energía atómica como una alternativa más dentro de su matriz energética, mantenerla o ampliarla, han puesto "las barbas en remojo", tras la crisis de la central nuclear Fukushima I.
El tema también removió a los grupos ambientalistas que prefieren al petróleo por encima de una alternativa nuclear, y a aquellos que la ven como un componente bélico que podría dar al traste con la paz en el mundo.
Venezuela no escapa a esta diatriba. Las claras pretensiones que desde 2005 ha mostrado el presidente Hugo Chávez de sumarse al club de naciones latinoamericanas que cuentan con energía nuclear, no parecen definitivamente disueltas, pese a haberlas puesto en el congelador.
"He ordenado al ministro de Energía y Petróleo que congelemos los planes que hemos venido adelantando, los estudios preliminares del programa nuclear pacífico venezolano", dijo el mandatario el pasado 16 de marzo.
Venezuela había firmado en 2010 un acuerdo con Rusia para construir una primera central nuclear con fines pacíficos de 500 megavatios de potencia, lo cual despertó el recelo de Estados Unidos.
Los expertos
¿Necesita en realidad el país de la energía nuclear para la generación eléctrica, entendida como un fin pacífico? Las respuestas, pese a las coincidencias, tienen sus matices.
"Sería más que absurdo pensar en Venezuela en el uso de la energía nuclear", opina el analista y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Mazhar Al-Shereidah.
Los factores que rescata el académico parten de que en el país el sol brilla casi los 365 días del año con altísima intensidad; además de tener amplias zonas donde la energía eólica puede ser aprovechada. "Creo que haber pensado en un plan nuclear era una locura exótica", dijo el analista.
Pese a no rechazar la energía nuclear, y considerarla importante dentro de las matrices energéticas de algunas naciones, David Paravisini, analista del entorno eléctrico, es de la opinión que Venezuela no necesita en estos momentos de un proyecto de esta naturaleza, lo que no quiere decir que en el país no se analice, estudie e investigue sobre el tema.
Es una energía que está resolviendo problemas no solo coyunturales, sino estratégicos en países donde las fuentes de energía son escasas o inexistentes, como en el caso de Francia y Japón.
Según David Paravisini, en el mediano plazo, Venezuela pudiera satisfacer sus necesidades energéticas con un adecuado uso de los hidrocarburos gaseosos, o de la Orimulsión.
La densidad poblacional, el desarrollo industrial, el comercio e inclusive los sectores básicos podrían ser perfecta y tranquilamente servidos con una matriz basada en hidrocarburos líquidos, gaseosos y alternativos como la hidroelectricidad, la energía eólica y solar, dice el analista.
Cuestión de debilidades
Depender de la lluvia para alumbrar es un tema complejo de discusión. El ingeniero nuclear Leancy Clemente apoya la tesis de que Venezuela debe incursionar en la energía atómica por necesidad.
El analista se pregunta ¿qué pasó hace dos años en Venezuela? Dependíamos de la lluvia. Pero ¿qué hubiese pasado si no hubiese llovido? Tenemos 70% de nuestra energía eléctrica dependiendo de una misma fuente, señala, al tiempo que recuerda que es además un solo río.
El restante 30% que se genera, tras la quema de combustibles líquidos como diésel y fuel oil, representa una onerosa carga que restringe las exportaciones de productos de mayor valor agregado. A esto se suma que son productos altamente contaminantes, señala Clemente.
"Estamos en un círculo vicioso para generar electricidad, hay que diversificar las fuentes y las siguientes energías son la eólica, solar y nuclear". Para el ingeniero, la única energía alternativa que representa una verdadera solución es la nuclear.
La energía de fuente solar es dependiente del clima, es costosa y su distribución es muy complicada. Mientras que la eólica, que también está atada a la atmósfera, es también cara y los aerogeneradores son ineficientes.
Clemente, so riesgo de caer en el lugar común, dice que Venezuela "está bendita"; además de todas sus riquezas conocidas, asegura que tiene suficiente torio, no solo para mantener sus planes, sino que también para exportar.
El torio es un elemento químico parecido al uranio, que según el experto, produce menos radiactividad. Por un gramo de torio se requieren 40 de uranio, y no es preciso su enriquecimiento.
Con seguridad el ingeniero nuclear sentencia que en el Cerro El Impacto, en el estado Bolívar, están las terceras reservas del mundo de este elemento.
Es una fuente de energía, afirma el especialista, de eficacia comprobada, pues la emplea el mayor programa nuclear del mundo que está en la India, y será adoptada en los próximos planes de los japoneses y brasileños.
No obstante, algunas fuentes consultadas en Internet señalan que pese a que el torio tiene un gran potencial para ser utilizado en el futuro como combustible nuclear, esa aplicación todavía está en fase de desarrollo.
Política de por medio
La parte escabrosa del tema nuclear es la política internacional. Este factor, que complica aún más la imagen de esta fuente de energía, pareciera ser uno de los factores que, según analistas, ha l0lamado la atención del presidente de la República, Hugo Chávez, para haber dado inicio a un plan nuclear.
La internacionalista María Teresa Romero se une al criterio de que Venezuela no necesita de energía nuclear.
Para ella el motor que origina la intención del presidente Chávez es estrictamente político.
"Nunca antes en el país los presidentes mostraron mayor interés por el tema".
"Creo que el Gobierno lo hizo para proyectar su imagen de fortaleza a escala internacional, y queriendo competir con Brasil. Sin embargo, pese al interés que ha mostrado por ayudar a Irán en su plan nuclear, no es posible sentenciar que el programa atómico del presidente Chávez esté apegado al tema bélico", señaló Romero.
La presunción de que pudiera ser un factor de interés defensivo, refiere la internacionalista, tiene asidero en el hecho de que tanto Irán como Venezuela han desafiado las normas internacionales. "No son actores confiables", dice.
Por su parte, Paravisini es de la tesis de que suspender el plan nuclear para instalar una central tan pequeña es sensato. Ahora bien, sostiene que los planes de investigación y el grupo conformado para ello no deben ser disueltos, pues hay que pensar "en el tema de la soberanía nacional".
Fukushima: el coco
Greenpeace no se opone tanto a las actividades productivas petroleras, gasíferas o carboníferas como a las atómicas, indicó Al-Shereidah.
Pero el analista explica que el tema de las energías, en cualquiera de sus presentaciones, engloba un tema de azar. "Hasta en casa puedes sufrir accidentes que están ajenos a la prevención". Tiene la certeza de que lo ocurrido en Japón no reviste ningún obstáculo para el futuro desarrollo de la energía nuclear en el mundo. "Vendrán nuevas medidas de seguridad que deberán ser cumplidas para tener una central nuclear", indicó.
Fukushima salió a espantar y a recordar viejos pasivos con la humanidad: Chernóbil. No solo Venezuela congeló planes, sino que los grandes y mayores consumidores de energía nuclear del mundo evalúan sus programas y sus operaciones actuales.
La mesa está servida para el debate. Los defensores de la energía atómica reportan los avances en la central siniestrada de Japón, mientras insisten en aclarar que las razones de la crisis se debieron a fuerzas externas distintas a la planta misma.
Pero los ambientalistas exigen respeto para la sustentabilidad del planeta. En un comunicado Greenpeace señala que "el potencial de las energías renovables es vasto y mucho mayor que el de la energía nuclear o de los combustibles fósiles, causantes del cambio climático. Con la tecnología actual podemos generar casi seis veces la demanda global de energía con fuentes renovables".
De cara al futuro, los analistas coinciden en que los desarrollos pacíficos de la energía nuclear no están en discusión, incluyendo el plan venezolano. En algún momento, el Estado deberá enfrentar la búsqueda de opciones alternativas al petróleo.

EL MUNDO, Caracas. 23 de Marzo del 2011 p 5-6