viernes, 30 de abril de 2010

Bombillos ahorradores contienen aproximadamente 5 miligramos de mercurio



| La Región (Los Teques)


De no aplicarse medidas, lo que llegó como una solución para paliar la crisis eléctrica, podría convertirse en un problema de proporciones inimaginables.

"Si se me quema la bombilla la cambio por otra, boto la mala y listo", responde sin pensar Maigualida Pérez, vecina del barrio Pan de Azúcar de la capital mirandina, cuando se le pregunta qué haría si se le dañara alguno de los ahorradores que hace algunos meses le colocaron en su casa en el marco del plan de racionamiento de electricidad. Esta simple acción, recurrente en cada hogar venezolano, es una bomba de tiempo, porque, según un estudio dado a conocer a mediados de marzo por la directiva de la Escuela de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela (UCV), cada bombillo contiene aproximadamente 5 miligramos de mercurio, cantidad suficiente para contaminar cinco mil litros de agua, y los bombillos sustituidos, según el anuncio oficial, representan cerca de 250 kilogramos de mercurio metálico; por lo que, de cumplirse la meta establecida por el Estado (una tasa de recambio de 50 millones de unidades cada 4 años), el impacto ambiental es de más de una tonelada de mercurio cada 10 años.



"Cuando vino la comisión, creo que de Intevep, sólo dieron las buenas tardes, hablaron del cambio de los bombillos y ya; jamás dijeron qué se debía hacer en caso de que se dañara alguna de las unidades que nos dieron y tampoco preguntamos porque se supone que es algo básico, lo que es una irresponsabilidad, porque si no estás advertido, sigues haciendo las cosas como has venido haciéndolo toda la vida", comentó Pérez, quien señaló que nunca antes había oído hablar del impacto ambiental que podría causar el mercurio que contiene las bombillas.



-Uno es gente humilde; a mis 55 años lo que tengo es un sexto grado, y aunque no entiendo el asunto de la cantidad de mercurio y su efecto, pudieron haberme dicho que hay que desechar de una manera diferente estos objetos porque pueden contaminar el ambiente; eso lo comprende hasta un niño. Imagínate tú, estamos sin agua, y ahora que está lloviendo la vamos a contaminar, sólo por no decirle a la gente qué hacer.



Similar opinión le mereció a Dubrasca Quintero, quien añadió "definitivamente la predicción que uno escucha como si fuera un mito de una guerra en el mundo por el agua, no es tan descabellada en medio de todo el caos que estamos viviendo en la actualidad y que parece que seguirá agudizándose no sólo por la falta de consciencia, sino de información. Si el gobierno no le ha dado importancia, como lo evidencia al callarse datos tan relevantes, la gente lo toma como mamadera de gallo, y por la flojera ligada con la ausencia de cultura, lanzarán los bombillos cual papel en el piso".



Centros de acopio



La preocupación, basada en un texto elaborado por el profesor Luis Gonzalo Morales, investigador del Instituto de Zoología y Ecología Tropical (IZET) de la UCV, no es ajena a los representantes del gobierno, que construirán rellenos de seguridad para la disposición final de sustancias peligrosas en varios estados del país, según lo manifestó en una reunión con distintas instituciones María Matos, directora de Calidad Ambiental del Minamb, quien informó que el ministerio, junto a la Corporación de Energía Eléctrica Nacional (Corpoelec), adquirirá tres máquinas que van a encapsular el vapor de mercurio de las bombillas con carbón activado, para luego compactarlo en los sitios determinados con el fin de evitar sus efectos contaminantes y reciclar los componentes de vidrio.



"Se van a realizar tres rellenos en los estados Bolívar, Zulia y otro en el centro del país, para el cual se está estudiando el lugar", dijo Matos, al tiempo de señalar que los faros ahorradores tiene una vida útil de cinco años y en la medida que se quemen serán retirados a través de operativos, como se hizo en el pasado mes de septiembre, según lo reseñado en la página web de Radio Nacional de Venezuela (RNV).



Así pues, el gobierno estará disponiendo de centros de acopio, en donde personal capacitado para trabajar con material tóxico, recibirá las unidades dañadas, las cuales deberán ser entregadas en su caja original; que posteriormente serán desechadas en un relleno sanitario, a propósito de llevar a su mínimo nivel el impacto negativo en el medio ambiente.



De no tomarse las previsiones, según advierte el comunicado enviado por los representantes del consejo directivo de la Escuela de Biología de la UCV, "el efecto negativo sobre el medio ambiente, flora, fauna y la población venezolana, tomará dimensiones incalculables. Por estas razones, la Escuela de Biología siente el deber de elevar una voz de alerta ante esta situación, y anunciar que es necesaria la toma inmediata de acciones tales como: educar a la población sobre los mecanismos de descarte de estos bombillos, implementar mecanismos eficaces de recolección de unidades rotas o vencidas, habilitar los sitios idóneos para la disposición temporal de estos desechos peligrosos, y planificar la ubicación y mecanismos para la disposición final de estos productos".



No obstante, los investigadores enfatizan la importancia de utilizarlos porque generan un ahorro significativo en el consumo eléctrico. Además, con el calentamiento global la utilización de bombillos incandescentes resulta inviable como alternativa para la iluminación. Lo importante es el manejo al momento de su desecho, por lo que reiteraron que es de vital importancia la ejecución de programas, campañas de información, así como el desarrollo de la infraestructura necesaria para proceder al desecho final de los bombillos.



Johana Rodríguez / jrodriguez@diariolaregion.net
Publicada a las 02:55 PM del 27 de Abril de 2010