domingo, 28 de febrero de 2010

Caracas caliente y oscura

EL NACIONAL - Domingo 28 de Febrero de 2010 Ciudadanos/1

El racionamiento eléctrico ya forma parte de la vida diaria

Donde enfriaban los equipos de aire acondicionado hay calor y las vallas no alumbran las vías



FLORANTONIA SINGER
fsinger@el-nacional.com




El pasillo del supermercado confunde. Se trata de otro tipo de escasez. Los anaqueles vacíos son parte del paisaje que, desde hace un tiempo, se observa al recorrer los mercados.

Pero ahora, de las neveras que exhiben helados, mantequillas y productos congelados no sale la luz que encandila al consumidor a la hora de decidirse entre camarones o tequeños.

En los supermercados se siente el sofoco que trajo el racionamiento eléctrico. En un local de Los Palos Grandes le suben la temperatura a clientes y empleados para poder mantener frescas las verduras y conservar los jugos y congelados. La oscuridad está repartida equitativamente. Así disminuyen los megavatios que escasean con la sequía y la crisis eléctrica. "Esto es un horno", se queja María Calandro, una de las encargadas, quien asegura que desde que comenzaron a apagar el aire acondicionado del local no se siente bien de salud.

La capital es de las pocas ciudades que no sufren cortes de luz programados, pero las restricciones impuestas empiezan a empegostar hasta en el cine.

En Cines Unidos del centro comercial Sambil, por ejemplo, la oscuridad de la sala llegó hasta la entrada. Las luces se mantienen apagadas hasta que anochece, y del mostrador donde se compran los boletos sale el vapor de una advertencia: "Se le informa que el centro comercial no tiene aire, lo que afecta nuestras salas de cine".

A principios de año los centros comerciales recortaron el horario. El corte ahora llegó a los equipos de refrigeración, como parte de las medidas destinadas a evadir las multas que estableció Corpoelec para los altos consumidores.

Caracas ha vivido calorones como los de ahora. Entonces, entrar en un comercio era refrescante. En estos días se ven imágenes casi costumbristas: Yemina Ramos y Keyla Marcano, vendedoras de una tienda de maquillaje, se abanican mientras esperan clientes.

"La gente entra rapidito y sale. Hay días en que apagan un bombillo sí y otro no, y es difícil hacer las pruebas de maquillaje y las limpiezas de cutis", relatan. En la Caracas del racionamiento, los imperios de los aires acondicionados fueron conquistados por el sofocón.

Adentro también se suda.

Las autopistas también llevan impresa la crisis eléctrica.

Las vallas publicitarias que iluminaban los tramos oscuros ahora flotan como fantasmas en la vía. Las empresas que administran las estructuras debieron apagar los focos para cumplir con las resoluciones, que en principio permitían encenderlos de 6:00 pm a 12:00 am, y luego fueron obligadas a apagarlas indefinidamente.

Linterna parlamentaria. Los empleados públicos fueron los primeros en cambiar su rutina en función de la disminuida represa del Guri. En el edificio de la Asamblea Nacional, en Pajaritos, pasaron un mes caliente. La suspensión del uso de los aires acondicionados llevó a muchos al servicio médico con vahídos, y al sindicato a pelear por el mejoramiento de las condiciones laborales.

Después de publicar una carta de reclamo, el secretario general, Arturo Tremont, logró que a partir de esta semana vuelvan a trabajar con los equipos de aire encendidos, por lo menos de lunes a jueves. El viernes fue entregado al vaporón.

"La medida del ahorro estaba perdiendo sentido porque los trabajadores empezaron a traer sus ventiladorcitos", dijo. De la lucha también quedó la flexibilización del código de vestimenta; así, muchos se aflojaron la corbata. Se mantiene el apagón de la labor legislativa a la 1:00 pm. Es la hora en que todos terminan su jornada y empieza otra breve para dos mujeres del Departamento de Seguridad Industrial. Armadas con linternas, verifican la soledad de los pasillos.


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