Economía Miércoles 24 de Febrero de 2010 | | | 11 TalCual | |
Economía
Enrique Pereira | |
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120 millones de bombillos ahorradores, en su cajita de cartón, requieren para ser embarcados a Venezuela unos 4.800 containers de 20 pies, a razón de unos 25.000 bombillos en cada contenedor. Si los importaron en unos dos años, debieron haber traído unos 44 containers semanales, durante 108 semanas, todas las semanas, sin fallar una de ellas, para completar la cantidad mencionada.
Cuando usted abría los regalos del niño Jesús, ellos estaban descargando containers de bombillos, pues esta cuenta supone un flujo continuo, indetenible.
Imagine usted el impacto que producen importaciones de cuarenta y cuatro containers semanales, que suman en total unas 900 paletas de un metro cúbico.
Cuando no ha terminado de disponer de esos bombillos, la siguiente semana, tiene otra vez 900 paletas que repartir. Si usaron 5.000 personas para el programa de cambio, entonces cada persona manejó 25.000 bombillos en total, unos cincuenta bombillos diarios, todos los días, sin un día de descanso.
Mover 4.800 camiones subiendo de los puertos y luego distribuir esos bombillos en furgonetas y otros vehículos de menor capacidad, representaría tener unas cuatrocientas unidades rodando todas las semanas repartiendo bombillos. Incluya Semana Santa, Carnaval y Navidad, pues otra vez, los cálculos son sobre base continua. Una logística como esta ni siquiera se maneja en la distribución de pollos.
120 millones de bombillos ahorradores, a los precios refacturados por la revolución cubana, pues vamos a estar claros, los bombillos se producen en China, se embarcan desde China a puerto venezolano y se facturan en Cuba, por un precio cercano a los dos dólares americanos, son aproximadamente unos doscientos cuarenta millones dólares. Nos tocaría a cada venezolano unos cinco bombillos.
A niños, ancianos, pobres, ricos, gordos, flacos, no importa en qué condición, a cada venezolano le corresponderían cinco bombillos; todavía estoy por ver los de mi primo que vive en Venezuela, los de su esposa y los de sus hijos. Pregúntese cada venezolano dónde están los que le tocan.
Por último, lograr suministro en China para esas magnitudes, implica dedicación exclusiva de muchas fábricas a la misión. La fábrica venezolana, que nos prometieron en Falcón en 2008, aún por arrancar, estaría configurada para hacer unos catorce millones de unidades, le tomaría unos nueve años atender esas cuantiosas órdenes de producción.
Cuando se habla sin pensar mucho, se cometen imprudencias. Cuando se acostumbra a exagerar, se deja de medir las consecuencias de los números y eso, en boca de un Presidente, no se corresponde con lo que debería ser. Un gobierno productor de números irreales terminará por no entender qué cosas son ciertas y cuáles no lo son.
RAL CUAL Caracas 24 de Febrero del 2010
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